El cierre del vertedero de El Piache, municipio García, no ha representado la desaparición de estos grupos. / Foto: ARCHIVO JHONNATHAN BENÍTEZ

5 Abr, 2017 | Con la puesta en marcha de la planta procesadora de desperdicios en el sector Agua de Paloma, municipio Díaz, el antiguo vertedero de El Piache ya no es receptor de toneladas de desechos sólidos ni tampoco fuente directa de economía para hombres, mujeres y niños que vivían de la recolección, entre montañas de basura, de cualquier tipo de objetos.

Sin embargo, aun cuando los referidos recolectores hoy ya no tienen acceso a dicha planta, sí persiste la presencia en la Isla de muchos de estos individuos que escarban o "se zambullen" en los contenedores, a quienes se les une otra legión de personas que acuden a mercados y zonas aledañas de ventas de comestibles a ver qué encuentran.

Según la psicopedagoga María Gabriela Girón Villalba, aun cuando el individuo migre o cambie de sitio, lleva consigo la conducta aprendida. Si bien vivir y desenvolverse entre la basura para algunos es inadmisible y "harina de otro costal", para ellos es parte de un mundo cotidiano. "Es patrón de conducta natural por el medio en que han crecido. Esta problemática es propia de los botaderos de basura", dice, y lo asocia con un término muy utilizado en sociología y psicología: la anomia. Falta de normas y un estado de deterioro social.

"La anomia es, para las ciencias sociales, un defecto de la sociedad que se evidencia cuando sus instituciones y esquemas no logran aportar a algunos individuos las herramientas imprescindibles para alcanzar sus objetivos en el seno de su comunidad".

En otra instancia

Siendo un fenómeno que no es nada nuevo en Venezuela ni en el resto de América Latina, asociado con la pobreza extrema, sin embargo llama la atención que actualmente se traslade a otros ámbitos. La escasez de productos alimenticios e incluso de higiene personal reduce la calidad de vida y es fuente de cultivo para este tipo de situaciones.

"Lo más triste es la ausencia de normas sociales que las restrinjan", dice Girón, y explica que el término fue introducido en primer lugar por el sociólogo alemán Émile Durkheim en "La división del trabajo en la sociedad" (1893): "Un estado sin normas que hace inestables las relaciones del grupo, impidiendo así su cordial integración". Carencia de valores, violencia en las relaciones sociales, y el "quítate tú pa' ponerme yo", se suman y encienden la alerta roja.

"Zamureando"

Al igual que los individuos que recogen basura, también migran o se trasladan aves carroñeras como zamuros a zonas urbanas, los cuales en ocasiones, incluso permanecen al acecho cerca de frigoríficos.

Sin embargo, aun cuando no son muy agraciados, como lo explican en el portal animalesdelamadretierra.blogspot.com, los zamuros cumplen su función en el reino animal porque "son los grandes limpiadores de los animales muertos y gracias a ese 'estilo de vida', son los controladores naturales de epidemias que puedan propagarse por toxinas y bacterias".

La otra cara de la moneda son los que se preguntan hasta qué punto transmiten enfermedades infecciosas.